Este año se cumple el centenario de la apertura de uno de los refugios más emblemáticos y queridos de los Pirineos, La Renclusa, ubicado en el valle de Benasque, a los pies del macizo de las Maladetas y del Aneto, la cumbre más alta de los Pirineos. Su construcción fue iniciativa del Centre Excursionista de Catalunya (CEC), que hoy comparte la gestión con la Federación Aragonesa de Montañismo. Ubicado a 2.140 m de altitud, el refugio de La Renclusa ha acogido a varias generaciones de montañeros, muchos de ellos atraídos por el reto de alcanzar el Aneto y su cumbre de 3.404 m, custodiada por el mítico paso o puente de Mahoma. Una cima siempre soñada y deseada por los amantes de la montaña.
Para conmemorar la apertura del refugio, el Consejo de La Renclusa, que reúne a las entidades titulares de la instalación, el CEC, la FAM y el Ayuntamiento de Benasque, ha organizado una gran exposición fotográfica que será inaugurada esta tarde en el Palacio de los Condes de La Ribagorza de Benasque. La muestra reúne más de 130 imágenes, la mayor parte históricas y procedentes de los archivos del Centre Excursionista de Catalunya, la Fototeca de Huesca, la Fundación Hospital de Benasque, la FAM, los guardas, Prames y Osole Visual.
Exposición fotográfica
El primer refugio guardado de La Renclusa fue construido entre 1912 y 1916 gracias a la iniciativa y el empeño del ingeniero catalán y gran pirineísta Julio Soler i Santaló. Las fotografías datadas más antiguas muestran el glaciar del Aneto (1904), vistas de Benasque y Anciles (1904-14), a Julio Soler con dos guías en la cima del Posets (1907), el Hospital de Benasque (1909), leñadores cortando madera para las vigas del refugio y los primeros trabajos de su construcción (1913). Hay imágenes también de excursionistas que disfrutaron del edificio en sus primero años, retratos de los guardas, paisajes y estampas con gentes del valle en distintos momentos del siglo pasado. Entre las más recientes figuran las que ilustran las obras de remodelación del refugio realizadas por Prames durante diez años, o un retrato del guarda Antonio Lafón, persona ligada prácticamente durante toda su vida al refugio.
La exposición invita a realizar un viaje a través del tiempo, centrando nuestra mirada en los cuatro apartados que la estructuran: el refugio de La Renclusa, el Valle de Benasque, la huella del hombre y los paisajes de montaña. La muestra permanecerá abierta en el palacio benasqués hasta mediados del mes de septiembre.
La Renclusa: 100 años de montaña
Las obras de La Renclusa se iniciaron en 1912, pero la muerte prematura en 1914 de Julio Soler, su impulsor, le impidió verlas terminar. La apertura oficial estaba prevista para el mes de julio de 1916, pero otro hecho luctuoso, el fallecimiento del guía benasqués José Sayó, amigo y colaborador de Soler Santaló, que fue alcanzado por un rayo en el paso de Mahoma pocos días antes de la inauguración, provocó la anulación de los actos. Su viuda y su yerno Antonio Abadías, conocido como «el León del Aneto», se hicieron cargo de los servicios y explotación del refugio.
Con los años y los perniciosos efectos de la Guerra Civil, el refugio quedó muy dañado hasta que en 1951 y con motivo de su 75 aniversario, el Centre Excursionista de Catalunya acometió su reparación y nueva puesta en servicio. Con el paso del tiempo, el refugio quedó desfasado, pero su titularidad catalana en territorio aragonés planteaba dificultades para la financiación de las actuaciones necesarias, dentro del marco ya del actual Estado de las autonomías. Tras largas conversaciones, el Centre Excursionista de Catalunya y la FAM formaron en 1991 a partes iguales una Comisión Gestora del refugio, que derivó en la posterior constitución junto con el Ayuntamiento de Benasque del Consejo de La Renclusa, que ratificó un convenio firmado en 1997. Quedaron así despejados los obstáculos y aspectos legales relacionados con la explotación del refugio y la concesión de los terrenos, lo que permitió iniciar unas obras de remodelación que se prolongaron hasta el año 2006. El edificio original se ha actualizado y ampliado notablemente, ofreciendo hoy sus instalaciones 92 plazas de alojamiento.
Como señalan en la presentación de la exposición Luis Masgrau y Josep Manuel Puente i Pubill, presidentes de la FAM y el CEC, con esta celebración del centenario de La Renclusa quieren expresar ‘la gratitud a la villa de Benasque y a su Ayuntamiento, por su contribución a convertirlo en uno de los rincones predilectos del montañismo español y de todos los pirineístas’. Un objetivo que creemos cumplido con este viaje en imágenes ‘por el alma montañesa y montañera de La Renclusa, con un especial recuerdo a todos los montañeros veteranos, y a los guardas y guías de montaña que forjaron la admirable historia pirenaica del refugio’.
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