Hoy es el Día Internacional de las Montañas, dedicado en esta ocasión a la Agricultura de Montaña. La Asamblea General de Naciones Unidas proclamó en 1998 el año 2002 como Año Internacional de las Montañas y fue entonces cuando se estableció la cita cada 11 de diciembre. Una fecha para celebrar en un país de montañas como es Aragón, territorio con más de un 43% por ciento de su superficie y el 40% de sus municipios considerados como zona de montaña.
Al margen de estas cifras, producto de criterios oficiales más o menos acertados (altitud superior a los 600 m y pendiente media superior al 15%; pendiente media superior al 20% o altitud superior a los 1.000 m en el 80% de la superficie) y que varían de unos países a otros, lo cierto es que en Aragón encontramos montañas por doquier. Al norte y al sur las importantes cadenas montañosas de los Pirineos (a los que se suman las sierras del Prepirineo) y del Sistema Ibérico (con discontinuas sierras en Zaragoza y Teruel), contándose sus más altas cumbres en territorio aragonés, el Aneto (3.0404 m) y el Moncayo (2.313 m). En el centro, rompiendo la aparente llanura de la depresión del Ebro, muelas como las de Zaragoza o la sierra de Alcubierre, que superan los 600 m de altitud.
Ecosistemas vitales y muy vulnerables
Según datos de Naciones Unidas, las montañas cubren una cuarta parte de la superficie terrestre y, si bien albergan sólo a un 12% de la población mundial, más de la mitad de los habitantes de la Tierra dependen del agua que proviene de ellas ya que “son la principal fuente de reservas de agua dulce en el mundo”. Las montañas proporcionan alimento (agricultura y ganadería de montaña…), recursos forestales, son una importante fuente de energía limpia (hídrica) y, también, constituyen un recurso turístico de primer orden (naturaleza, nieve, montañismo, barranquismo, senderismo…) en un sector que tiene gran peso en nuestra economía. Todo esto lo sabemos bien en Aragón y nos conviene actuar en consecuencia, no olvidarlo.
Pero además de “esenciales” para la vida y “para el desarrollo sostenible”, los ecosistemas de montaña son frágiles y especialmente “vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, la deforestación y la degradación de los bosques, el cambio del uso de la tierra, la degradación del suelo y los desastres naturales”. Cerca de un 30% de los bosques cerrados del planeta son bosques de montaña. Un dato revelador de la importancia y la biodiversidad de los ecosistemas de montaña es que cerca del 60% de la superficie propuesta en su día para formar parte de la Red Natura 2000 en España corresponde a zonas de montaña.
Las montañas del Alto Aragón y su numerosos tresmiles atesoran un indicador claro de esa fragilidad: los últimos glaciares de la Península y los más septentrionales de Europa, que retroceden de manera alarmante de año en año. ¿Estamos haciendo todo lo que podríamos y deberíamos para preservar ese tesoro que son nuestras montañas y aprovecharlo como motor de desarrollo sostenible? Es pregunta obligada un día como hoy.
Pero no sólo nuestra vida y nuestro futuro están ligados a las montañas. Nuestro pasado y nuestra identidad no se entenderían sin ellas. Aragón se gestó como reino entre montañas y en ellas perduran algunos de nuestros más valiosos legados culturales y patrimoniales, desde las arcaicas manifestaciones artísticas del arte rupestre, hasta el arte románico, el folclore más remoto o la propia lengua aragonesa.
Somos un país de montañas, celebremos pues este Día Internacional de las Montañas como se merece, por todo lo alto, es decir, poniendo nuestros pies, nuestra cabeza y nuestro corazón en ellas.
Fuentes: Instituto Aragonés de Estadística; FAO-Día Internacional de las Montañas; Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, Río de Janeiro, 2012.
Fotos: J. Romeo, J. Melero-Archivo Prames.