Saltar al contenido

Lítica, 100 piedras singulares de Teruel

Lítica, Puertomingalvo

El proyecto Lítica, 100 piedras singulares de Teruel es un proyecto de la antropóloga Pilar Catalán y el escalador Javier Magallón que vio la luz en formato libro el año pasado. A medio camino entre la investigación, el turismo, el análisis cultural y antropológico, propone un viaje para descubrir la provincia desde una perspectiva diferente. Los materiales pétreos han formado parte del universo del ser humano desde su origen, como parte activa de una vida orientada a la supervivencia o para entender el espacio.

Lítica y todas sus piedras tienen un simbolismo especial, son depósito de tradiciones e historias. Su visibilidad es la mejor manera de luchar contra la amenazada del olvido y la despoblación porque fueron símbolo de invariabilidad, energía y fuerza para los hombres de las distintas épocas, usadas como santuarios, lugares de sacrificio, señalización o encuentro, monumentos fálicos… En palabras de sus autores, Lítica abre una puerta entre lo que fuimos y lo que seremos.

Imagen de portada de Lítica, 100 piedras singulares de Teruel
Imagen de portada del libro «Lítica, 100 piedras singulares de Teruel’.

Como aproximación a ese viaje físico y mítico que nos proponen los autores de Lítica, nos desplazaremos a la comarca de Gúdar-Javalambre para descubrir un ancestral santuario lítico en Puertomingalvo y las cortantes fisuras del lapiaz del barrio de la Estrella, en el municipio de Mosqueruela.

Santuarios y rocas singulares

Las piedras, constituyen uno de los principales depósitos de tradiciones e historias de la provincia de Teruel, tristemente amenazada por la despoblación. Símbolo de inmovilidad, invariabilidad, energía y fuerza, para los hombres de las distintas épocas que las utilizaron como santuarios, lugares de sacrificio, hitos, lugares de señalización, de paso o de encuentro, como amuletos sanadores, monumentos fálicos o en ritos funerarios en función de la forma, ubicación o tamaño.

Lítica, cascada del Arquero
Entorno de la Cascada del Arquero (Puertomingalvo)

En Aguaviva (Bajo Aragón), la redonda Lliura reposa junto al río Bergantes, ajena al pasado ritual de la dolménica Roca Caballera de Calaceite (Matarraña) y a la vigilante mirada de la Caraza del barranco la Hoz, en Albalate del Arzobispo (Bajo Martín); el Varano es un lagarto de arenisca que se deja acariciar por los practicantes de búlder en la sierra de Albarracín y la Rana o Peña Corva nos sorprende junto a la carretera de Allueva (Jiloca); el Diablo de Martín del Río (Cuencas Mineras) vigila los estrechos del Pajazo, no muy lejos de la Botica del Infierno, en la cañada de Alacón (Andorra Sierra de Arcos); el Árbol Pétreo de Castellote (Maestrazgo) lo dice todo con su nombre y en Cella (Comunidad de Teruel), el Copo de la Vieja nos recuerda a un mechón de lana para hilar.

Numerosos destinos para realizar un viaje por ese desconocido patrimonio cultural y natural, que hoy nos lleva hasta el extremo sur de Teruel, a la comarca de Gúdar-Javalambre.

Vista de Puertomingalvo y su castillo. Foto: Javier Romeo-Archivo Prames

La Piedra Sacrificial de Puertomingalvo

Uno de nuestros últimos hallazgos es la Piedra Sacrificial de Puertomingalvo, que encontramos escondida en un remoto ‘masico’, en un espacio prácticamente inexplorado, lejos de todo, lejos de todos. Se trata de una piedra única en un rincón de cuento donde solo la magia puede explicar su existencia.

Mapa de entorno de Puertominglavo (escala 1:25 000)

Para llegar hasta ella, nos situaremos junto a la entrada oeste de Puertomingalvo, donde se inicia un sendero señalizado como PR-TE SN2 que posibilita un bonito paseo circular de unos 4 km, visitando la roca junto al Mas de Collau. Es un recorrido sencillo y sin dificultad técnica. El paisaje es abrumador y al atardecer adquiere una luz especial, con inmensas vistas hacia la vecina Castelvispal. Y es la luz la que da protagonismo a la roca, ya que fue elegida por ello.

El mas de Collau

La piedra sacrificial está orientada a la salida del sol, un sol venerado por decenas de civilizaciones, y su posición se relaciona con el solsticio de verano y los rituales que pudieran haber acontecido precisamente en esa fecha, la de mayor periodo de luz en el año. La roca tiene 1,60 m de altura y 3 m de largo, siendo una característica importante la aparición en la zona de mayor altura de un espacio curvado en el que presumiblemente se depositaría la cabeza del animal o persona sacrificada, por ello se le atribuye un fuerte simbolismo ritual y sacrificial. Junto a ella hay cinco piedras de menor tamaño a modo de peldaños que darían acceso a la parte superior.

El verdugo o sacerdote se situaría en un alza a modo de altillo que encontramos en la parte posterior y que facilita el proceder al sacrificio. No encontramos referencias sobre su origen, pero podría enmarcarse en un tipo de construcciones propias del Neolítico, como la Roca Caballera de Calaceite.

Lítica, 100 piedras singulares de Teruel, Puertomingalvo
Piedra Sacrififcial de Puertomingalvo

En las inmediaciones encontramos otras dos moles calizas con símbolos grabados, que podrían estar relacionadas, formando un gran triángulo. En las rocas adyacentes aparecen cazoletas y canalillos comunicados -similares a las de otros santuarios de la provincia como el de Peñalba en Villastar, de origen celtíbero- e igualmente una gran riqueza de petroglifos. El conjunto probablemente tuvo una función ritual, de carácter religioso, en el que se conmemorase la acción sacralizada a una deidad.

El paseo por el sendero se puede completar con la visita a la poza de los Buitres y al Tormo Royo donde, según cuentan, en su base aparece una curiosa piedra con forma de lagarto, finalizando la excursión en la ermita de Santa Bárbara, muy cerca nuevamente del casco urbano de Puertomingalvo.

El lapiaz del barrio de la Estrella de Mosqueruela

Nos encontramos en una comarca, la de Gúdar-Javalambre, rica en formaciones rocosas. Lítica, 100 piedras singulares de Teruel nos lleva ahora hasta el espectacular lapiaz de La Estrella, barrio rural del municipio vecino de Mosqueruela conocido también por el santuario homónimo. El lapiaz o lenar es consecuencia del modelado kárstico. Se trata de una superficie formada por surcos o acanaladuras de distinto tamaño separadas por estrías cortantes, producidas por la disolución superficial de la caliza por efecto del agua.

Lítica, barrio de La Estrella
Barrio rural de La Estrella, en Mosqueruela

Por el camino es inevitable observar las tapias de piedra seca surgida al amparo de la necesidad de conquistar nuevas tierras de cultivo donde abundaba la piedra, al retirarla se creó este paisaje de montaña modificado. El entorno de estas formaciones únicas es donde Martín y Sinforosa sacaban a pastar el ganado cuando eran jóvenes, hoy viven solos en La Estrella, allí nacieron hace más de ochenta años y desde hace treinta y cinco son los únicos habitantes de este minúsculo barrio, eso sí, en compañía de sus veinticinco gatos. Seguramente les faltarán algunas comodidades relacionadas con nuestro modus vivendi en las ciudades, pero os aseguramos que les sobra sentido del humor y felicidad.

Detalle del lapiaz de La Estrella

La leyenda del cuervo blanco

El cuervo blanco está muy presente en el imaginario popular de esta zona de Teruel, como muestra la leyenda que define a este córvido como un sirviente de la madre naturaleza, con cierto carácter sagrado y su función es la de recompensar o castigar a los seres humanos según se han comportado precisamente con el medio ambiente. Así, el texto que recoge Antón Castro en su libro Los seres imposibles recuerda esta leyenda que cuenta que en Mosqueruela, el concejo del pueblo aprobó la tala de extensos terrenos de bosque que rodeaban al pueblo, para alejar a los animales salvajes de los rebaños. Aquello no le gustó a la madre naturaleza y al año siguiente, un mes antes de la cosecha, anidó en el campanario un cuervo blanco. Justo entonces empezaron los problemas: la leche de las madres se volvió agria, los vecinos sufrían pesadillas, las ovejas no obedecían a los pastores y el pedrisco arruinó cosechas y casas. Acabaron matando al cuervo y siguieron las desgracias, así que al año siguiente, cuando volvió a aparecer otro cuervo blanco, ya habían reconstruido todo lo talado y volvió la abundancia en las cosechas.

Con ese nivel de detalle ubicaban la zona en la que vivía a esta familia de córvidos, con la peculiaridad de un cuervo blanco: «El pájaro es muy fácil de ver, según afirma el veterinario, y dice que si alguno tiene curiosidad de verlo o filmarlo, se ponga en contacto conmigo”. En otras crónicas decían que el descubrimiento lo hizo un ganadero de la zona, Francisco Gil, que avisó al veterinario, y que se trataba de un ejemplar de un mes y medio de vida. Así que el cuervo era noticia por lo singular de su aspecto pero se convirtió en famoso porque, según decía aquel texto «era un animal fácil de localizar y muy confiado» pues un vecino contaba que lo había visto en la carretera muy cerca del coche que conducía.

Esto cuenta la leyenda… ¡pero la leyenda se hizo realidad! Aquel verano de 1987 el veterinario, Pedro Navarro, lo vio. Observó a toda la familia volando juntos; una pareja de cuervos con sus cuatro crías, todas negras excepto una, completamente blanca. «Con su esbelto cuerpo, su cabeza grande y redonda, su largo pico y sus robustas uñas viven felices en esta zona salvaje y accidentada» contaba la crónica de Diario de Teruel el 23 de julio de 1987.

El arco Iris pone su nota de color bajo una fina lluvia en la sierra de Puertomingalvo

La noticia, firmada por el corresponsal Lucas Portillo de Ibarlucea, decía que habían localizado el cuervo blanco en el cruce de la carretera a Puertomingalvo y a unos seis kilómetros de la población, en el paraje comprendido entre las masías Mas Domenech, Torre Quemada y San Bernabé, en el término de Puertomingalvo «pero más próximo a Mosqueruela».

Decían también las crónicas que el animal era «muy apreciado por todos los vecinos de las masías próximas, quien los respeta y los quiere, procurando no hacerlos ningún mal, cosa que ruegan a todos, que sean respetados estos pájaros, por ser un caso tan insólito, constituyen una verdadera joya de la naturaleza». El animal fue bautizado como «el Cuervo Blanco de San Bernabé«, por haber sido visto cerca de esta ermita.

Despedimos con esta historia a caballo entre la leyenda y la realidad nuestro acercamiento al sugerente proyecto de Lítica, 100 piedras singulares, una original propuesta para conocer lugares de gran belleza en la siempre soprendente provincia aragonesa.

Enlaces de interés:

Textos y fotografías (salvo las firmadas): Pilar Catalán y Javier Magallón.

Imagen de cabecera: Pilar Catalán tomando datos cerca de la Piedra Sacrificial

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *